Hola Caminante es curioso, que en pleno siglo 21 la palabra esclavitud siga vigente.
Veamos, en la antigüedad la esclavitud se basaba principalmente en la privación de la libertad de un ser humano por parte de otro con el fin de explotar laboralmente a la persona sometida. Sin embargo en el mundo moderno, estamos construyendo escenarios y situaciones que evocan la esclavitud.
La esclavitud moderna, se refiere a la condición en la cual, actualmente, una persona es obligada por otra persona o se ve obligada por la su situación a trabajar y/o realizar actividades, con frecuencia, en condiciones infrahumanas sin que pueda negarse debido a la coerción, amenazas o el abuso de poder, entre otros, ejercidos por otra persona u organización normalmente con fines de lucro y en muchos casos se suman otros tipos de provecho.
Actualmente millones de personas, alrededor del mundo, por temas de subsistencia aceptan trabajos que al inicio parecen interesantes y muy prometedores.
Con el paso de los días, descubren que son gobernados desde y por el miedo. El temor a perder el empleo por cualquier impase hace que la mayoría de los trabajadores hagan maromas titánicas para cumplir.
Cosas como llevarse el trabajo para la casa, o llegar antes de la hora de ingreso o salir horas después de la hora de salida son indicadores de que la persona esta operando presionada por el miedo haciendo que labore mas horas para absorber el trabajo adicional y en la mayoría de los casos con miedo a reclamar por las horas laboradas de mas para cumplir con los adicionales.
Como postre, el Internet y la tecnología de redes sociales en indisoluble matrimonio con los teléfonos inteligentes aseguran y cierran el bucle de control sobre el trabajador constituyendo una especie de cuerda-bozal con la cual se aseguran el cumplimiento de sus solicitudes.
Por otro lado, la nomofobia, esto es la adicción al teléfono inteligente, y otra forma de esclavitud, ocasionada por todo lo que te ofrecen a través de el.
Cada vez pasamos mas horas conectados pegados a la pantalla del teléfono interactuando con otras personas a través de diversas aplicaciones, con la creencia, cada vez mas fuerte de que estamos construyendo relaciones y midiendo nuestra popularidad a través de likes o me gusta. Esta búsqueda silenciosa de likes es a la final para muchas personas el equivalente de un eres importante sigue así y para otras significa un abrazo, un te amo o incluso mas.
Las generaciones actuales son, probablemente, las ultimas en tener una relación real donde se comparte la energía durante una salida en donde se siente el impacto de un si estoy de acuerdo o un no me parece.
Las redes sociales son fantásticas herramientas de interacción, un trofeo al ingenio humano, pero son incapaces de transmitir la energía que se experimenta cuando miras a los ojos de tu interlocutor, así como la sensación de calidez reconfortante de un abrazo.
Existe otro tipo de esclavitud y es la que sin darnos cuenta nos auto infligimos al aceptar sin cuestionar los comportamientos, creencias y procederes socialmente aceptados.
La mayor parte de nuestras creencias por no decir que todas no son propias.
Son impuestas a cada persona por la cultura social de la época desde el mismo momento en que nacemos, inicialmente, a través de nuestros padres y familiares y posteriormente a través de cada una de las interacciones sociales que tenemos desde el inicio de la etapa escolar hasta posteriormente, en la adultez, la vida laboral.
Toda estas creencias que nos inculcan, y que controlan nuestro día a día de manera automática, se constituyen en una prisión mental donde por miedo al que dirán o por temor a ser castigados por hacer algo por fuera del procedimiento establecido, décadas y siglos atrás y seguramente ya obsoleto, simplemente no lo cuestionamos. No nos preguntamos si realmente creemos en eso que socialmente nos obliga y si es lo que realmente sentimos que queremos hacer.
Muchas personas dirán… yo siempre hago lo que quiero, cuando quiero y a la hora que quiero… ¿really?
La verdad es que solamente el 1% o menos de las personas están haciendo sus propias reglas de juego como resultado de cambiar por sus propias creencias, las creencias impuestas desde su niñez, muchas de las cuales limitan el sano y real desarrollo y logro de sus sueños.
Caminante, hoy te invito cuestionar tus creencias, preguntándote si ¿eso en lo que crees es tuyo, concluido por tu experiencia directa, o es de otro (impuesto)?. ¿Si vibras positivamente con esa creencia o si lo haces por que piensas que te toca?. ¿cuantas y cuales de tus maneras de actuar son resultado de responder (resultado de reflexionar previamente sobre lo que ves vs. lo que sientes que quieres) o reaccionar (resultado de una creencia funcionando en automático y que como un acto reflejo opera sin tu consentimiento).
Cuestionar tus creencias puede implicar, revisar la literatura asociada a esa creencia para detectar manipulaciones por parte de las personas y organizaciones que lideran y velan por mantener el status quo de la creencia bajo el argumento del bien común, principios de orden social, control e incluso poder, etc.
El primer paso para romper las cadenas de la esclavitud es revisar nuestras creencias y cambiar las que no resuenan contigo.
El segundo paso en tomar acción en cambiar las creencias que te limitan… y esta es la parte difícil… porque toma tiempo y se requiere de tener confianza en la Vida, compromiso con ti mismo y de perseverancia.
En la medida que cambies las creencias que te tienen encadenada(o), descubrirás que muchas de las cosas que sueñas para tu vida se pueden lograr sin lastimarte, ganando en libertad de pensamiento, acción y disfrute mientras, que con tu ejemplo, inspiras a las personas de tu día a día a descubrir la esclavitud oculta detrás de sus creencias vigentes.
Nos vemos por el camino
Un abrazo Caminantes
AG.
