caminanteespiritual La causa de no sentirnos suficientes, es una consecuencia de creer y dar por hecho que ajustarnos al formato social imperante nos hará felices. Esforzarse por ser el mejor es una creencia que trae implícito el competir…. Y es una comparación hacia afuera donde, nos vendemos la idea de que somos menos o más que alguien. Cuando no logramos algo, de inmediato nos sentimos menos, menos agraciados, menos inteligentes, menos, menos, menos que los demás. Nos sentimos que no somos suficientes para nosotros mismos.
La definición de éxito que nos vende la sociedad, crea una burbuja que tarde o temprano explota dejándonos agotados de dar lo mejor de sí, entiéndase bien… dar a otros lo mejor de nosotros…. ¿Y que dejamos para nosotros? Las sobras. Con eso nos alimentamos.
Después de que la burbuja explota, poco a poco, nos damos cuenta que todo el tiempo estuvimos en función de otros, entregando atención y recursos personales a otros, afuera, para ajustarnos al modelo social y lucir bien. En ese instante, con tristeza, nos damos cuenta que para nadie fuimos suficientes, ni como personas ni en lo que entregamos a otros.
A la final todos los intentos por ajustarnos al modelo social, lo único que hacen es subrayar y exaltar nuestro estado de carencia, que se origina en lo emocional y se manifiesta en la dificultad de suplir nuestras necesidades (fisiológicas, seguridad, amor y pertenencia, estima y autorrealización).
Sucede que cuando pasamos el tiempo alimentando nuestra carencia con el HACER cosas en nuestra búsqueda de ser amados y aceptados el espejo de la vida, busca nuestra ayuda en todas las direcciones a las que miramos, trayendo una y otra vez circunstancias donde se requiere de nuestra ayuda y apoyo; hasta agotarnos. Haciendo que nuestro mundo explote quebrantandonos…Llegado a este punto despertamos a la verdad de que, todo el tiempo, los que necesitamos ayuda siempre habíamos sido nosotros.
En ese instante, todos los platos rotos de nuestra vida nos dicen que las gracias y el reconocimiento que recibimos, eran simplemente, un analgésico que nos adormecía lo suficiente, una tapadera, para no ver el área oscura y falta de amor hacia nosotros mismos, en nuestro interior, entonces nuestra carencia se convierte en un adicto que busca inyecciones de amor y reconocimiento.
Antes de ser conscientes de nuestra carencia, estábamos anclados en el siempre querer más, sin siquiera comprender para qué. Aun cuando nuestras necesidades básicas estén cubiertas, nuestro pensamiento se sitúa en el “no hay, no tengo”.
«CUANDO NOS SENTIMOS INSUFICIENTES, EL SENTIMIENTO PREDOMINANTE ES DE CARENCIA ANCLANDO EL PENSAMIENTO DE NO HAY.»
Esta sensación nos adormece haciéndonos crear experiencias de dolor y maltrato. Para enfrentarnos a ese malestar, compramos momentos de felicidad, aparentamos que estamos bien y acumulamos dinero. Es justo aquí donde nos perdemos y dejamos de saber quiénes somos.
Cuando nos sentimos suficientes, apreciamos la perspectiva de que no necesitamos nada. LA ABUNDANCIA, EN TODAS SUS FORMAS SIGNIFICA TENER EXACTAMENTE LO QUE NECESITAMOS CUANDO LO REQUERIMOS. Cuando entendemos esto, la calma y el bienestar tocan las puertas de nuestra vida, sin importar la forma del instante presente, apreciando el no necesitar nada más de lo que tenemos, entendiendo que la suficiencia está en nosotros, y que siempre tenemos la posibilidad de disfrutar todo si así lo elegimos. Entonces….Experimentamos la libertad.
Nos vemos por el camino.