¿QUE ES MEDITAR?

Nada porque asustarse….

Meditar es básicamente una herramienta para enfocar nuestra mente.
En otras palabras… El cerebro es una computadora cuya función es producir pensamientos o visto como analogía conexa, el cerebro es una glándula que segrega pensamientos. Con lo anterior se quiere decir que no es posible detener la producción de pensamientos. La ciencia moderna informa que un cerebro promedio produce alrededor de 60.000 pensamientos por día. Esto es mucho ruido.
El cerebro humano no se regula así mismo… igual que un niño en un parque de diversiones salta, inesperadamente, de un lado al otro buscando emociones nuevas y diferentes. La meditación, se constituye entonces, en una herramienta que nos permite enfocar la actividad mental en algo de nuestro interés.

En resumen, meditar ayuda a desactivar el piloto automático del cerebro para enfocar conscientemente nuestra atención y cada vez que nuestra atención se desvíe, acompañarla amablemente de nuevo al objeto de atención.

Meditar nos permite sentir la infinidad de la mente y la tranquilidad del espíritu.
Con frecuencia se escucha que meditar es “poner la mente en blanco” o liberarla de pensamientos. Cualquiera de los dos casos implica “la acción de llenarla y ocuparla con el pensamiento” de ponerla en blanco o liberarla de pensamientos lo cual, en sí mismo, se constituye en un pensamiento auto impuesto y férreamente mantenido. Esto es equivalente a jugar pingpong… donde el tirador – nuestro cerebro- nos hace unos 60.000 lanzamientos durante nuestro periodo de vigilia…. Esto es muy desgastante para nuestra salud. Es imposible evitar que nuestro cerebro segregue pensamientos, pero lo que si podemos hacer es no engancharnos a ellos. Esto es no responder el lanzamiento. Simplemente dejarlo pasar a menos que haga parte de lo que nos interesa y que estamos haciendo.

Cuando meditamos nos conectamos con el infinito, nuestro espíritu y la magnificencia del amor. Fuera de este espacio no existe el tiempo, por lo tanto, no existe el pasado ni el futuro tal cual lo conocemos. Cuando meditamos, conectamos con el presente, justo, en el aquí y el ahora; que es el instante en el que se crea la realidad que experimentamos.

La meditación es un viaje voluntario cuyo recorrido nunca termina y que caminamos para re-encontrar, re-conectar, re-conocer y recordar aquello que desde que nacemos siempre está dentro y que es parte integral nuestra (de nuestro ser). Nuestra esencia.
La meditación es un viaje que nos trae de regreso a casa. y nos recuerda que nuestra esencia es el amor.

La meditación, a lo largo de la historia, ha hecho parte y presencia en las culturas y religiones de nuestro mundo. La manera de meditar suele ser diferente y ajustada a la cultura, religión y ámbito geográfico sin embargo todas llevan al mismo lugar.
La omnipresencia del EGO según cultura, religión y creencias busca clasificar y comparar, buscando diferencias; para lucir según caso como el mejor o desestimar su uso, aunque el solo hecho de comparar para señalar las diferencias del otro implica haber usado la meditación, para prestar atención a algún nivel, como vehículo de enfoque. Cuando enfocamos nuestra atención en algo, la herramienta de la meditación está detrás así no estemos conscientes de ello.

La meditación como herramienta no está asociada a ninguna religión más sin embargo está implícita en su día a día y para algunas religiones como el Budismo, el Islam o el Judaísmo la incluyen como pilar fundamental.
Las técnicas de meditación varían desde las que se basan en observar la respiración, visualizar algún pensamiento positivo o imagen inspiradora, enfocar nuestra atención en algún objeto, actividad o imagen (como un mándala o alguna imagen que evoca algún santo o maestro como Jesús, Buda, etc.), hacer invocaciones, repetir un mantra mental o verbalmente, el repaso mental y / o verbal de algún versículo de cualquiera de las biblias existentes en cada religión o credo.
También están las meditaciones sin objeto en la cual “no” nos enganchamos (identificamos) con un pensamiento o flujo de pensamientos. En las meditaciones sin objeto tomamos la actitud de escuchar y sentir el amor y la paz que nos llena. En la meditación sin objeto nos conectamos con nuestro espíritu alcanzando, eventualmente, un estado de contemplación en el que escuchamos a nuestro corazón y sentimos lo que estamos sintiendo en ese instante, sin juzgar e intervenir.

La práctica regular de la meditación, nos regala una manera diferente de gestionar nuestro mundo interior que poco a poco, se cuela en nuestro estilo de vida tocando de manera integral, y desde la base, todas las áreas de nuestra vida impactando de manera positiva nuestra salud, núcleo familiar, relaciones de amistad y trabajo y contacto con desconocidos impregnándolas de amor, solidaridad, compasión y paz.

La persona que medita puede tener un valioso propósito espiritual y / o religioso o simplemente está buscando mejorar su salud física, mental y una mejor gestión de sus emociones. La ciencia moderna lleva varias décadas redescubriendo lo que el Budismo, Hinduismo, Judaísmo, etc. vienen enseñando desde hace milenios. Las universidades y centros de investigación alrededor del mundo están reconfirmando con tecnología de punta sobre todos los beneficios de la meditación en todas las áreas de nuestra vida.

La meditación es una disciplina que cualquier persona puede practicar. No importa su nacionalidad, estrato socioeconómico, cultura, nivel educativo, sexo o edad. Desde la infancia y con el ejemplo de los padres o figuras de autoridad cercanas cualquier ser humano puede incluir en su día a día los beneficios de la meditación.
Cinco minutos al día… podrían ser el inicio para un adulto. Con los niños es algo que se puede practicar, cada noche, con la lectura del cuento antes de dormir sin imponer, despertando su curiosidad y respetando su iniciativa.