Hola Caminante Espiritual.
Para algunas personas la expresión cuarentena activa un forcejeo mental que se intensifica ante el aislamiento que implica y el efecto psicológico de la “limitación de la libertad”. Sin embargo, el aislamiento tiene la particularidad de colocarnos de frente a nosotros mismos y mostrarnos en primera plana y fila nuestra realidad interna. Algunas personas se tornan agresivas, porque algo en su interior, se siente vulnerado… reaccionando en vez de responder.
La reacción es un acto reflejo de nuestro comportamiento. Un automatismo. Responder es el resultado que ofrecemos después de filtrar el suceso o situación en curso. Implica reflexión y actuar desde una atmosfera de tranquilidad que nosotros mismos creamos para observar el suceso o situación y sentir que despierta en nosotros.
Siento que la cuarentena nos brinda una gran oportunidad de reencuentro con nosotros mismos, con la esencia de lo que somos, nos ofrece la posibilidad de reconectar sentimientos muy íntimos y nos invita a recogernos y abrazarnos. Abrazarnos no solamente a nosotros mismos sino también a los miembros de nuestros núcleos familiares; aun con los que no compartimos un espacio físico.
¿Te has preguntado cuando fue la última vez que realmente estuviste contigo? ¿Sin distractores? ¿Sin el parche de la urgencia y la excusa de la reunionitis? ¿Sin el parche del bar después del trabajo y la fiesta semanal?, etc.
¿Cuándo fue la última vez que te regalaste un rato para escucharte y sentir todo lo que sientes?… Para sentir esa vieja sensación de malestar que no sabes porque la sientes pero que ahí está. Presionando desde dentro sin comprender su para qué.
La Vida es muy inteligente, tiene unos cuantos años más de experiencia que nosotros, y cuenta con multitud de recursos para orientar el curso de las cosas. Sin importar la manera de como lo hizo, se inventó un escenario de virus y nosotros como parte integral del mecanismo de la Vida lo elevamos a nivel de pandemia obligándonos a quedarnos quietos, curiosamente, para que estuviéramos con nosotros mismos. Para que enfrentáramos uno a uno cada uno de nuestros temores, así como nuestra sombra individual y colectiva. Pero a su vez para reencontrar el amor en nuestro interior. Es claro que por estar en el diario corre corre no nos consentimos, ni apreciamos lo suficiente y mucho menos nos valoramos. Vivimos y morimos por los sueños de otros y no por los nuestros. En resumen, no nos prestamos atención… Y no nos amamos como corresponde.
¿Hoy te invito a dar gracias a la Vida, por estos días en comunión contigo mismo… algunos dirán ¿gracias? por el encierro y por detener los procesos de los que participo? Uy como así, eso no, que hartera…
Si. Agradece, porque estas viva(o) y porque solamente sin el ruido del día a día lograste, sentir las cosas que te aprietan y dedicarles el tiempo para atenderlas. Porque solamente en el silencio pudiste identificar que parte(s) en tu interior esta(n) lastimada(s) y sedienta(s) de amor.
Y aunque no lo parezca, la cuarentena se convirtió en un retiro llamado “UN ENCUENTRO CONTIGO” sin necesidad de irte a meditar 40 días a un lejano desierto o a una cueva en alguna montaña del Tíbet.
Simplemente, agradece por lo vivido y bendice cada área sin luz que descubriste en ti durante este retiro.
Y luego que sigue…. No lo sabemos lo único que podemos hacer e fluir.
Sin embargo, ten presente que las cosas que no resultan como tú esperas SIEMPRE salen de la manera que la vida quiere para tu mayor bien.
Nos vemos por el camino
Un abrazo
AG