La meditación en la UCI se convirtió en mi ancla y conexión a tierra en medio de la tormenta. Al salir del coma inducido, en tiempos post COVID, todo es surrealista. Y en medio de la cálida bienvenida por el reinicio de la vida, el ¿qué ocurre? invade la mente y se dispara el estrés, la ansiedad y la duda. Como Meditador experimentado, sabía que tenía que hacer y obviando las limitaciones físicas y la cantidad de aparatos conectados a mi cuerpo; en los momentos de soledad simplemente cerraba los ojos y me dirigía al único lugar donde podría encontrar la calma y la fuerza para potenciar mí actitud y el amor por mí mismo; mi interior. Diariamente y cada vez que podía practicaba en mi mente las meditaciones presentadas en este material. Al final de un proceso, que nunca estuvo en mi agenda, salí muy fortalecido y con unas ganas enormes de continuar mi camino. Sin embargo, con frecuencia me descubro regresando a esos instantes por las enseñanzas que aún permanecen ocultas.